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En los últimos meses he intentado de forma activa pasar menos tiempo leyendo artículos online, para poder entender por qué es tan tedioso ver contenidos en el teléfono y el ordenador.

Para situarnos, soy diseñadora gráfica y paso como mínimo ocho horas diarias ante una pantalla: principalmente me dedico a maquetar libros, pero también cosas como este sitio web, y me paso casi todo el día viendo letras.

En primer lugar decidí limitar mi uso de apps de redes sociales. Siguiendo el consejo de varios artículos que leí, desactivé todas las notificaciones excepto llamadas, mensajes y correos electrónicos. Ahora solo uso Facebook desde mi navegador, y sigo teniendo una cuenta de Instagram para mostrar mi trabajo. Una de las primeras cosas que me me empezaron a incomodar e influyeron en mi decisión fue Reels (no uso TikTok), ya que es muy difícil mantener la atención e incluso recordar lo que acabo de ver antes de que empiece el próximo vídeo, y así una y otra vez. También el hecho de que casi todo el contenido que me sugiere es siempre igual, carente de novedades o sorpresas. A menudo me encuentro con los mismos estilos de diseño, centrados en la arquitectura contemporánea, libros de arte, pósteres de exposiciones y programación de clubes, y en casi todos los casos haría falta más contexto: un debate, producción, procesos. El algoritmo ha aprendido lo que debe hacer; a medida que voy pasando de una cosa a otra, me encuentro lo mismo una y otra vez. Me pregunto si muchas contenidos se diseñan únicamente para crear un hype en redes sociales, pensando cómo funcionarán en las apps.

Este mes de marzo, Portugal tendrá un referéndum para elegir al Primer Ministro, tras la poco afortunada (por distintas razones) salida del poder de António Costa. Según las encuestas, la extrema derecha está subiendo y podría lograr hasta el 20 % de los votos. Y aunque muchos tendemos a pensar que el votante medio de la derecha es un boomer, las estadísticas revelan que un sector considerable de los votantes más jóvenes (<35) tiene intención de votar a Chega. Este partido tiene una presencia considerable en redes sociales a través de canales, bots e influencers, y se las arregla para presentar chivos expiatorios de las frustraciones de los jóvenes con respecto al paro, la baja inversión pública y la falta de acceso a servicios públicos fuera de la zona costera de Portugal. Para ellos, la culpa es de los inmigrantes, las minorías, las mujeres, el colectivo LGBTQ+, los impuestos a las empresas, la educación y la salud públicas, etc.

Al leer artículos en los que se hablaba de la demografía de los votantes, no dejaba de preguntarme en qué medida el algoritmo es también responsable — entre muchos otros factores— de esta radicalización de las ideas y este individualismo. Al ser diseñadora gráfica, el algoritmo me ofrece una sucesión interminable de pósteres y libros relacionados con temas en los que trabajo; ¿qué tipo de contenido le ofrecerá a un persona que recibe todas sus noticias e información a través de las redes sociales? ¿Cómo puede alguien votar contra sus derechos para «desafiar al sistema»? Supongamos que alguien se pasa todo el día viendo reels y publicaciones carentes de contexto, pero breves e incisivas a la hora de proponer soluciones para sus problemas. En ese caso, acabará pensando que el problema es el Otro: la mujer con libre acceso a un aborto, el inmigrante que supuestamente viene al país para aprovechar los subsidios sociales, la mujer con derecho a casarse con otra mujer, y los muchos prejuicios que crean y fomentan ese tipo de discursos bajo la apariencia de «información».

(Marcia escribió su contribución a Harvesting Knowledge en los días previos a las elecciones generales del 10 de marzo, en las que Chega, el partido de extrema derecha, quedó tercero con un 18 % de los votos.)

Márcia Novais es la diseñadora responsable de AMAonline. Vive en Oporto y ha trabajado también para museos, organismos públicos y editores independientes en proyectos tales como exposiciones, libros e identidades visuales. Ha sido premiada en varias ocasiones por su trabajo; entre los más recientes están la Medalla de Bronce a la Mejor Maquetación de un Libro a nivel mundial por el libro «Moer», de Ana Jotta y Ricardo Valentim, que diseñó para la Fundação Calouste Gulbenkian, el premio 50 Books, 50 Covers de AIGA por el libro «Y/our future is now», de Olafur Eliasson, que diseñó para el Museu de Serralves, y una mención de honor en el Book Design Prize de DGLAB por el diseño de «Ana», el libro de Ricardo Nicolau. En 2013 fue incluida por Print Magazine en su lista de Nuevos Artistas Visuales.